En la segunda de mis tres visitas a Expo Zaragoza de 2008, tuve la suerte, tras soportar las preceptivas colas para el fast-pass y para el acceso propiamente dicho, de visitar el acuario fluvial.
Muy bonito e interesante y una alegría que se quede en Zaragoza para siempre. Solo había un enorme "pero", que nos sorprendió profundamente tanto a mi, como a Marisol, mi mujer y a otros visitantes con los que compartimos la visita: la falta de rótulos explicativos de lo que hay en cada pecera. Vamos, que si no eres biólogo fluvial, te enteras de pocas cosas o dejas de reconoder muchas. Incluso nos planteamos presentar una reclamación, cosa que al final no hicimos por no encontrar el lugar adecuado.
Javier Armienta, en "Por la boca muere el pez" (y nunca el título de un blog fue tan adecuado) nos lo explica en su post "Circulen", y que me ha provocado una indignación de la que aún ahora me estoy reponiendo.
Por ello, si alguien pude decirme a que ejemplar corresponde el peza de la fotografía que tomé, que me lo diga.